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sábado, 1 de diciembre de 2018

#8 El taxista

Había tenido una reunión de amigos del trabajo, ya pasaban de las 2 de la mañana y tenía que irme a casa por que entraba temprano a trabajar.
Era de esos días que la llovizna empaña los cristales y el pavimento se mantiene mojado, un poco frío y añadiendo que estaba algo alcoholizado me sentía bastante bien pese al clima que para muchos es incómodo.
Le hice la parada al taxi y
freno justo frente a mi, la oscuridad del interior se esfumó cuando el taxista encendió la luz interior justo en el momento en que yo abría la puerta, me senté en el asiento de copiloto para poder ver al chófer, era joven y de esos hombres que se nota que se preocupan bastante de su aspecto, bien peinado, bien vestido y completaba la visión un interior del taxi bastante cuidado olía rico, en parte por su perfume y en parte el aromatizante de carro, una caja de pañuelos sobre el tablero y lo más interesante de lo que ví fue unas muletas atravesadas en la puerta de su lado.
Después de darle instrucciones de donde llevarme quedamos un momento en un silencio sepulcral, las gotas de lluvia se acumulaban en los cristales y los limpia parabrisas de vez en vez las arrastraban a un lado para dar visibilidad al conductor, ya había apagado la luz interior y quedamos en la penumbra interrumpida por el alumbrado público y las lámparas de los semáforos, al silencio lo interrumpía  el motor del taxi y el rodar de las llantas.
-apenas vas o vienes a la fiesta?- preguntó el taxista sin apartar la vista del camino
-Ya regreso, mañana hay que trabajar- respondí y en el hablar se reflejo mi estado de ebriedad
-Ya viene enfiestado- agregó él
Yo me había quedado viendo la muleta y él pareció pensar otra cosa por que se tocó la entrepierna, y su bulto comenzó a cobrar vida
-Con este clima se antoja estar empiernado verdad- dijo viendome a la cara, yo había girado para ver nuevamente al frente
-Si, pero a ti la pierna no te funciona verdad?- dije viendo nuevamente a su entrepierna, su erección era más obvia
-Solo es una falsedad, nada grave- se volvió a sobar
-se ve que lo demás te sirve- no tenía nada que perder y el alcohol me dió valor- y que ocupa su ayuda-
-Le vendrían bien unas chupaditas-
Mi mano se aventuró a su entrepierna y el no lo prohibió, tenía la verga dura, le sobé sobre el pantalón y él solo se dejaba, le dije que se estacionara antes de llegar a mi destino y así lo hizo, era ya muy noche y la lluvia ayudaba a tener un extra de privacidad, se reclinó en el asiento y me ayudó a abrir su pantalón, era delgado y tenía poco vello, pero en el área púbica era más espeso, su pene no era grande pero eso no importaba, lo masturbé un rato y sobaba su pierna con la otra mano, el estaba bastante exitado, su respiración era profunda y sus gemidos eran bajos pero constantes, bajé mi cabeza a su entrepierna y olía a jabón, le dí una lamida a su frenillo y su gemidp fue más sonoro, hasta tembló después de sentir la lengua, me metí su glande y lo chupé fuerte y constante, su respiración se aceleró y se le salían los -Ah, si, si, ah- era bastante sencillo meterla toda en la boca y hacer que gozará al máximo.
Después de un rato regresé a mi asiento y saqué mi verga para masturbarme también, el tomó mi verga hasta que ambos sacamos el néctar blanco, su mano quedó embarrada y la mía solo un poco, tomó pañuelos y me los pasó, me pregunté si era para eso para lo que los tenía. Una vez limpios nos despedimos, me bajé en ese lugar y afuera seguía frío y lluvioso, camine dos cuadras para llegar a mi casa, ya más sobrio y deslechado.

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